martes, 15 de diciembre de 2015

El Gran debate Psoe - PP


Empecemos con un tema de esta semana: el Grran Debate. Así con dos erres, donde los candidatos del PSOE y PP casi se dan bofetadas, erre que erre de error. Donde Rajoy ya medio ido se empeña en verse a sí y su ideario como el dios de la ssensatez, mientras a Sanchez, un asesor diminuto desde su hombro, tipo bien y mal, le gritaba al oido 'mas agresivo, que los demás te ven flojo, más agresivo!'.. 

Bien Sánchez, ya no te acusarán de falta de agresividad, quizás sí de contundencia de ideas que es diferente, pero bueno cada uno llega a donde puede, y tú nunca te librarás de ese estigma.
Casi que lo peor fue constatar lo cavernícolas que son los medios de este país, eufóricos casi lúbricos con el Gran Debate, presentado tan rimbombantemente que lloraban de emoción, presentado como la gran novedad de nuestra democracia, novedad vieja si esto puede ser, patética, y presentado con periodistas y estilos que hubieran sido nuevos hace 30 años, escleróticos y fosilizados en la santa transición, constatación de lo atrás que estamos y quieren que estemos.

Aveces pienso que los asesores son demonios que en el fondo son profundos enemigos de sus clientes; si yo fuera un radicalísimo antisistema, me haría asesor del Psoe o del PP, y sutilmente les sugeriría seguir haciendo agujeros en el barco hasta que se hundiera. 'Eran reparaciones', les diría. Otra opción es que esos consejerons no sean tan listos, y sea el mundo el que pone las cosas en su lugar. De ello que asesores, viejos partidos y viejos medios, todos tuvieran consenso en hacer un debate excluyente, el serio, 'el de verdad'. Cojones!, añadiría yo; y mientras tanto, ninguno de ellos huele el tufillo a nosequé, ese que la ciudadanía huele a la legua; otra vez nos quieren colar un discurso excluyente, eso de que mejor no os mostrarnos todas las opciones, ya seleccionamos nosotros lo mejor para vosotros, hijos. De ahí que el debate excluyente se haya convertido en perfectamente excluyente, pero de si mismos.

Cuántas cosas ignoran, los pobres. Ignoran que la sociedad de este país está saliendo de la pubertad. Y que ya no reclamamos el derecho a a equivocarnos, sino que hemos asumido ya ese derecho, con tranquilidad y sin tutelas de 'consensos' metomentodos.

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