Como
dijo Oltra y me encanta, nadie vota esperando que le engañen. Es muy benévolo
decirlo así, cuando lo fácil es soltar que los valencianos son tontos como se
ha difundido, que votan al ladrón confeso, como los animales que se dejan
arrastrar plácidamente al matadero. Para muchos de fuera es increíble,
incomprensible; pero es normal, todo lo que viene de Valencia les produce
indiferencia y por tanto, nunca se han interesado ni preguntado por las causas.
Pero haberlas, haylas y aquí las explicaremos.
Todo
empezó en el 92. Sí, el año de los grandes fastos, las olimpiadas, la expo, la
capital cultural europea, el ave, las autovías. Todo ese fasto se hizo
atendiendo los diferentes cupos, la expo para Sevilla por el cupo andaluz de
Felipe Gonzalez, las olimpiadas a Barcelona para contentar a los catalanes, la
capital cultural a Madrid, un impostado pedazo de la tarta, porque son la
capital y también querían lo suyo; se inauguró el Ave y las autovías, y tantas
otras cosas.
Y
Valencia quedó fuera, de todo. La tercera ciudad del estado, sólo cuenta para
la gracieta folklórica de las fallas y que nadie se ofenda, es así. España no
se han dado cuenta, es un estado cantonalista y cada rincón genera sus
sinergias, y atrae atenciones, o no. Cataluña por supuesto por su nacionalismo,
Euskadi por desgracia por el terrorismo, Andalucía por su peso político
otorgado por ser modelo de ‘buenos españoles’, extremistas en nada, simpáticos.
Así, cada dádiva se pensó en función de quien contentaba y qué ejemplo daba al
resto. Valencia en este caso, no valía nada ya que como ni reclama ni es
peligro de nada, tener o no tener es completamente indiferente, por ello el
estado no pensó ni lejanamente en el tema.
Pero se
puso una oscura semilla en un tiesto ya antiguo, la del complejo, la
frustración y el sumergido autoodio. El estado nos olvida porque no contamos.
Porque quizás no somos suficiente. Quizás no lo merecemos. Quizás por ello no
deberíamos reclamar. Y así pasó todo de largo. Se inauguraban autovías a
villorrios perdidos de Castilla, mientras Valencia seguía con una carreterucha
y nadie protestaba; fue la última autovía inaugurada, todos pasaron por
delante. Leí que hasta hace bien poco en zonas
rurales de Latinoamérica, las poblaciones indígenas solían inclinar la
cabeza delante de cualquier blanco, y no osaban mirarles a los ojos. Muchos
blancos se sorprendían de ese comportamiento sumiso, antiguo, absolutamente
interiorizado de la inferioridad impuesta. Que piensan que harían ante cualquier
injusticia, pues callar en una especie de vacío mental y asumirla como algo
normal, como si cae un rayo, algo inevitable, sin causas. Pues algo así sucede
en Valencia. Y entonces llegó Zaplana.
En los
90, molaba el triunfador engominado. Esos que nadie sabía exactamente qué
hacían, pero que se hacían ricos. Todos suponían que sería a base de
chanchullos qué más da, eso mueve la economía y crea riqueza. Zaplana venía de
Benidorm, y prometió riquezas, turismo, negocios, todos sabían que para sí
mismo pero daba igual; prometió Terra Mítica, nuestra mini Expo 92, nuestro
gran evento nacional; y fantásticamente
conectó con esa gran carencia de autoestima valenciana, en una pirueta
mortal. No fue genio, que él iba a lo suyo, fue suerte. Se encontró con un
entusiasmo inusitado, y supieron explotar el filón: desde entonces la política
valenciana se dirigiría al fasto. Todo, un simple truco de diván en que el
paciente expiaba traumas y más traumas, a base de fastos y más fastos. Por ello
la fascinación de los valencianos con los grandes eventos, uno tras otro sin
fin, que se convirtieron en el único eje de la acción de gobierno.
Todo
esto es censurable como despilfarro, como dejación de prioridades más
importantes (nos íbamos poniendo a la cola en todos los indicadores sociales),
como muestra de psicopatía colectiva. Pero no como causa per se de corrupción;
y sin embargo..
Sin
embargo, la prioridad del PP era otra. No era la de mejorar la sociedad con una
vaga idea unidireccional; ¿los fastos mejoran la sociedad?¿sólo ellos son
suficientes? Es una feliz huida adelante..
Pero no, en realidad era algo más personal. Zaplana el engominado marcó
el curso. Tras él, una miríada de afiliados, dispuestos a medrar, a vivir que
viva la vida, a través de la fórmula
+fidelidad=+de lo mío. Si les hubieras preguntado por sus ideales, no
tendrían ni idea. Hubieran mirado a algún superior con cara de tontos, pidiendo
un argumentario del partido a ver que decir. Pero sí tenían muy claro que en
ese partido, llegaban a concejales, alcaldes, y entraban a empresas, puesto que
todas las empresas quieren estar bien relacionadas. Muchos sin estudios ni
conocimientos de nada. Y, como esa era la prioridad, se materializó en
corrupción rica y florida, exuberante, selvática. Todos lo sabían, lo sabíamos.
Pero muchos quisieron creer que nos estaban poniendo en el mapa, que nos
devolvían ese orgullo. Todo viene de aquella frustración primigenia.
¿Y los
medios de comunicación? Pues, todo se sabía, pero los medios fueron unos
terribles cómplices por omisión. Sí, deberían entonar bien alto el mea culpa.
Cuando salían fechorías terribles, ningún medio nacional se hacía eco,
ninguno.. Las personas que sí lo vieron e intentaron denunciarlo se sintieron
tan desamparadas.. En realidad, se hacía patente que los valencianos seguíamos
siendo absolutamente invisibles. Pero aquí dentro, quisimos sentirnos mejores
comprando el discurso del triunfo, de que ‘deslumbrábamos al mundo’.. ¿Quién
puede creerse eso? Y sin embargo sonaba tan bien.. por decirlo feo, fuimos la
puta que sabe lo que es, pero que le gusta que la saquen a bailar.
¿Y la
oposición? ‘Vencido y desarmado el ejército rojo’, perdón, hundida en todos los
frentes. Primero, ¿cómo se desmonta la patraña de que somos los líderes de
Europa? ¿Diciendo que no somos tan buenos? Mal papel tenían, sí habían de
convencer a la gente de que los fastos no eran buenos, que no los merecíamos.
Un fasto no es despilfarro, es triunfo. Cuando quiebra, entonces sí es
despilfarro, pero esto sólo llega luego. Por supuesto que racionalmente era más
que previsible. Pero a la gente racional se los llama agoreros, así que abajo
los agoreros y viva la fiesta. De paso, se aderezó con la fórmula mágica, de
nuevo el complejo de inferioridad. Así, apareció un conflicto por el cual los
catalanes nos roban el agua, y de paso la cultura valenciana, con el derogado
transvase del ebro, auténtica bomba explotada y estirada al máximo durante dos
legislaturas. El verdadero sumiso nunca se enfrenta al patrón, sólo al capataz
con más virulencia si cabe para desahogar sus frustraciones. Por ello nunca nos
atrevimos a acusar al estado que quiso imponer un mega proyecto sin ningún
consenso al más puro estilo del caudillo con sus pantanos, que igual eran
buenos o no, nunca lo sabremos porque no se lo preguntó a nadie. Pero se sacó
toda la virulencia posible contra los catalanes, los subalternos a los cuales
este conflicto terrible, ni fu ni fa. También contra los socialistas que lo
derogaron, viendo que el conflicto con Cataluña estaba servido y les haría
perder votos (¿acaso no era previsible esto?). Quienes se opusieron por ser un
modelo para aumentar el pelotazo con unas obras faraónicas y llenarlo todo de
campos de golf, no supieron explicarse, tampoco pudieron demasiado con todos
los medios de comunicación al servicio del PP. Quedaron como traidores. Otros
les pilló a contrapié, no sabían que decir a favor o en contra. En fin,
‘vencido y desarmado..’
De este
modo, nadie fiscalizó al poder. Ni la oposición, demasiado ocupada en quitarse
el sanbenito de traidores, ni los medios de comunicación que estaban en.. ¿el
balcón de las fallas? La impunidad fue total, absoluta, abominable, se
convirtió en la norma, era el sistema. De ahí viene la corrupción valenciana.
La gente seguía con sus fastos, pensando que Valencia se salía, que había
recuperado el orgullo, y estaba contenta. Esa era la droga que necesitaba para
su enfermedad, que viene de mucho, mucho antes. Pero de esto hablaremos en otro
post. De momento, puedo decir que hay dos tipos de engañados, los que
consienten por no saber, y los que consienten sabiendo todo porque lo
necesitan, como decía Annie Lennox, algunos quieren abusar de ti, algunos quieren ser abusados.. Nosotros hemos estado muy necesitados, y preferimos el sueño a la consciencia.
en otra ocasión veremos el porqué, pero de momento, el sueño se ha mostrado como lo que era, la peor pesadilla.
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